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Los mejores (Hotel de ciudad) Aranda de Duero
Avda. de Castilla 25, 09400 - Aranda de Duero (Burgos)

Guía Local - Rutas por la Comarca


Ruta de la Ribera del Duero

Situada la comarca en el extremo meridional de la provincia de Burgos y bañada por el Duero, que la cruza y vértebra, la Ribera, es tierra de vinos, nobles y antiguos. vastas lomas onduladas dibujan el paisaje ribereño, el valle del Duero, ancho y plano, surcado por el río que fecunda la vega, bajo un sol que besa los extensos cultivos de viñedo y pone reflejos de plata en el horizonte. Frontera natural entre los reinos cristianos del norte y los musulmanes del sur en los lejanos días de la Reconquista, sus tierras atesoran una densa historia y un rico patrimonio artístico guardan sus iglesias y monasterios. Clunia, Caleruega, Roa de Duero, Peñaranda, la Vid, o Aranda de Duero, nos salen al paso ofreciéndonos los secretos del pasado, la grandeza de sus monumentos y la belleza de su entorno, invitándonos, además, a disfrutar de su famosa gastronomía y de sus excelentes vinos.




En el centro de la extensa vega que riega el río Duero, se encuentra la capital de la extensa comarca ribereña: Aranda de Duero. Ciudad antiquísima, de los pueblos antiguos tomó su nombre, Aranda (vega amplia) y del río el sobrenombre de Duero. Lugar de realengo, ya en el siglo XIII la villa había obtenido de Sancho IV y Pedro I el privilegio de su condición de realenga, condición a la que nunca quisieron renunciar los arandinos. De ello dieron pruebas cuando, durante la minoría de edad de Fernando IV, Diego López de Haro quiso hacerse con la villa. La torre de la iglesia de Santa María, levantada en el siglo XII como elemento defensivo de la población, es testigo de aquellas intrigas cortesanas. Corte en el reinado de Enrique IV, en ella el arzobispo Alfonso Carrillo convocó un Concilio el año 1473, celebrado en la iglesia de San Juan. Leal la villa a la causa de la princesa Isabel para la sucesión a la corona, es en esta época cuando, a finales del siglo XV, comienzos del XVI, se realizan, entre otras obras, la portada de la iglesia de Santa María, en la que lucen los escudos reales. La iglesia, de estilo gótico, construida en el siglo XV, conserva en su interior, entre otras obras de arte, un retablo del siglo XVII y un bellísimo púlpito renacentista, tallado por Miguel Espinosa y Juan de Cambray. También gótica, aunque anterior a la de Santa María, es la iglesia de San Juan. Adorna su fachada una portada de arcos apuntados sostenidos por delicados capiteles, y una imagen posterior de San Juan Bautista. En la capilla de las Calderonas puede admirarse un retablo plateresco, con pinturas de un autor desconocido de principios del siglo XVI. Pero al lado del casco viejo, con su plaza mayor aso portalada, sus callejas y sus bodegas, que constituyen un patrimonio arquitectónico tan importante como desconocido, algunas de las cuales tan antiguas como la propia villa, se levanta la ciudad moderna, próspera y acomodada. Punto neurálgico en las comunicaciones con Madrid, Burgos y Valladolid, Aranda de Duero es la tercera población en importancia de la provincia, volcado su futuro en el polígono industrial, donde los transformados agrícolas, la fabricación de neumáticos, la industria química, la avicultura y el vino son sus industrias básicas, sin olvidar el turismo, atraído por sus monumentos y por su buena mesa, donde el rey es el cordero asado, acompañado de los no menos famosos vinos tintos de Ribera. Cercana ya la época de la vendimia, a primeros de septiembre, Aranda de Duero celebra sus fiestas en honor, precisamente, de la Virgen de las Viñas. Gumiel de Izán queda a unos doce kilómetros al Norte de la capital ribereña, en la carretera Nacional de Burgos a Madrid. Solar de antiguos linajes, en su iglesia parroquial, que se alza en el centro de la población, se guarda un monumental retablo gótico, obra anónima de finales del siglo XV, bellamente policromado. No muy lejos,se encuentra el otro Gumiel, esta vez Gumiel del Mercado, conserva su iglesia gótica de Santa María, donde relucen los oros del barroco en su retablo mayor. Lugar de paso para acercarnos al convento de "Domus Dei", en La Aguilera, a 10 kilómetros de Aranda, donde San Pedro Regalado, patrono de los toreros, sigue atrayendo por su fiesta, el 13 de mayo, a los fieles de la comarca. Cerca de Gumiel del Mercado queda Sotillo de la Ribera. Su Ayuntamiento, porticado, y la botica, fueron construidos en el siglo XVII, así como la iglesia parroquial que presenta bella portada renacentista, muy parecida a la de Gumiel de Izán. La construyó el cantero Domingo de Ondátegui. En su interior guarda tres bellas imágenes: el "Ecce Homo", el "Cristo del Perdón" y un Niño Jesús de mármol, obra del escultor Michelángelo Nacherino. Al Norte queda el valle del Esgueva, regando el río, Santibáñez, Torresandino y Tórtoles de Esgueva antes de entrar en la provincia de Palencia. Remontando el curso del Duero nos acercaremos a La Vid, en cuyo monasterio premostratense una Virgen de bello rostro, dulce y maternal, sonríe.




Otros sones nos llegan por el Arandilla, aguas arriba. Suenan trompetas y tambores de guerra y, en lo alto, flamean al viento los rojos penachos de las guarniciones que avanzan con sus insignias y lábaros hacia Clunia. Hoy, dos mil años después, el lugar se llama Peñalba de Castro, y en su término quedan las ruinas de una de las ciudades romanas más importantes del Norte de la Península. Fue ciudad arévaca, solar de cántabros y vascones. Sertorio resistió en ella a Pompeyo que la destruyó en el año 72 antes de Cristo. En los días de Servicio Sulpicio Galba, Clunia fue la capital del imperio. Entre sus ruinas podemos admirar los edificios del foro, las termas imperiales, el teatro tallado en la roca y restos de numerosas casas decoradas con mosaicos que nos dan una idea del antiguo esplendor de esta ciudad romana. Por estos caminos nos acercamos a Caleruega, patria de Santo Domingo de Guzmán, patrón de la Provincia. En la torre de los Guzmanes, dentro del convento habitado por monjas dominicas, un pozo que las gentes quieren de agua milagrosa, señala el lugar donde nació el Santo el año 1170. En dirección a Roa, Villalba de Duero ve correr el río aupada en una colina, en su margen derecha. En la otra orilla queda Castrillo de la Vega y más al sur asoma Haza, fuerte bastión en las avanzadas de la repoblación castellana. Apenas sombra de lo que fue su pasado, hoy recorta sobre la ladera su silueta de murallas y torres abandonadas. Desde el torreón abandonado del pueblo se divisan los campos donde antaño corrieron algaradas los condes Gonzalo Fernández, Gonzalo Téllez y Nuño Núñez, defendiendo las fronteras de la Castilla condal. En este lugar nació y vivió Santa Juana, madre de Santo Domingo de Guzmán. A la vista queda Fuentemolinos, con su pequeña ermita románica dedicada a San Juan, el único resto románico que encontraremos al Sur del Duero. Fuentecén, Fuentelisendo, Hoyales de Roa y Berlangas de Roa quedan en la vega, en el arco que dibuja el río llegando a Roa. Suena Roa en la historia como la antigua Rauda de los pueblos vacceos. Roma hizo discurrir por ella la calzada de Clunia a Astorga y, siglos después, fue plaza conquistada por el Islám, hasta que, en el año 912, es de nuevo arrebatada para la cristiandad por el conde Nuño Núñez. En Roa murió en 1517 el cardenal Cisneros, mientras esperaba, en vano, la llegada del rey Carlos V. Siglos después, agosto de 1825, la villa era de nuevo trágica plaza, al morir en ella, tras varios meses de prisión infame, Juan Martín Díez, "El Empecinado". Un monumento levantado por la villa raudense recuerda al héroe popular de la Guerra de la Independencia. La iglesia parroquial de Santa María fue en otro tiempo colegiata importante. Construida en el siglo XVI por Pedro de Francisco Tello de Sandoval, obispo de Osma y de los Condes de Siruela, escoltando el grupo de la Asunción de María. Y en su interior, la capilla de los Burgos, una notable sillería, y un bello grupo escultórico de la Adoración de los Magos, procedente de un retablo renacentista hoy desaparecido, cercano al estilo de Diego de Siloé. Como en Aranda, también aquí el asado de cordero, el célebre "lechazo", es plato obligado, así como los vinos de la comarca, los buenos Riberas de Pedrosa de Duero, que queda a un paso. La Cueva de Roa y Mambrillas de Castrejón acompañan al río hasta su salida de Burgos por San Martín de Rubiales. Desde el paseo del Espolón, en Roa, se ve la fértil vega por la que corre el río camino de otras tierras, de otros lares, bendiciendo campos de Valladolid y Zamora hasta Fermoselle, donde el padre Duero nos dice adiós, para adentrarse en Portugal camino de la mar oceánica.






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